jueves, 18 de octubre de 2012

TINTA AZUL



Tinta azul

Se han manchado de azul
mis dedos
con la tinta azul que murmura
sueños.

Sabia de poemas que
ha escurrido en mil hojas
blancas.

Sangre azul que canta
amores,
que dibuja cielos,
que nace de mi corazón y
corre hasta la punta de
mis dedos,
que forma ríos de zafiros.

Susurrantes
versos desangrados
de tinta
que ilumina mares,
de tinta que murmura
amaneceres.

Se han manchado de azul mis
dedos
con el jugo de mis emociones,
con el color de mis
sentimientos.   

Marilú 290912

miércoles, 26 de septiembre de 2012

VERANO




Verano

Mañana será otoño
Pero hoy el verano
languidece.
Doloroso día
luminoso.
Mañana será otoño.
Los secretos de la
brisa de verano
se restan, disminuyen,
desaparecen
en un rápido estertor
de sombras largas.
Hoy es el último
día de verano
y mañana, mañana será
otoño.

Marilú 210912

viernes, 14 de septiembre de 2012

GIRASOL




Girasol

Y el último
girasol
en el último
día del verano,
hipnotizado,
dio
su última vuelta
al sol.

Marilú 310812

jueves, 13 de septiembre de 2012

DE LÁGRIMAS





De lágrimas

Las lágrimas
brotaron imparables,
ahogaron
tu tristeza
y te quedaste
dormida,
envuelta en tu camisón
de seda azul.
Crisálida dormida
capullo de seda
de color
azul.

Marilú 310812

viernes, 7 de septiembre de 2012

DE A POCO




DE A POCO

De a poco
Poco a poco te das.
Y te das de a
poco.
Y he tenido que aprender
a tomar tu amor
a tragos chiquitos.
Y he tenido que calmar
la sed en el oasis
de las memorias
Infinitas.
Y me sabe a poco
cuando te derramas
generoso.
Y no basta todo
pues me sabe a poco.

Marilú 310812

lunes, 3 de septiembre de 2012

ABISMO




Abismo

Somos cada lado
del puente
unidos siempre
por el vacío.

Somos uno
a cada orilla,
pero somos dos
a lo lejos.

Somos uno,
pero también
somos dos.


Marilú310812

jueves, 16 de agosto de 2012

ABRAZADA DE LA LUNA





Abrazada de la luna


Abrazo la
luna
de tu noche
la luna de mi
deseo.
Abrazo las mareas
del recuerdo.
Abrazada de
la luna
no pierdo
tus noches
iluminadas con
besos
iridiscentes.
Abrazada de
la luna.

Marilú 090812

miércoles, 15 de agosto de 2012



La recta y el punto. Un romance matemático


Había una vez una sensata línea que estaba perdidamente enamorada de un punto. "Tú eres el principio y el fin, el eje, el núcleo y la quintaesencia", le decía con ternura, pero el frívolo punto no estaba ni un poquito interesado, pues sólo tenía ojos para una desparpajada línea curva. La recta, sin embargo, se encargó de demostrarle lo maravillosa que podía llegar a ser.

Juster Norton. 

Fondo de Cultura Económica

jueves, 9 de agosto de 2012

SURREALISMO




Surrealismo

Dolencia oscura
clamor de
recuerdos.
Claridad de
voces
ahogadas
en el
pecho.
Tiempos
invertidos.
Deseos
y extravíos.
Soledad errante
de pies
ligeros
con alas de
jilgueros

Marilú 080812

martes, 7 de agosto de 2012

TAPIZ





TAPIZ

Ola que dibuja
sus diseños
en la arena
que pinta
y convierte 
la playa
en una
alfombra 
fugaz.
Imagen efímera
que viaja
grabada
en el mar
de la
memoria.

Marilú 070812 

viernes, 20 de julio de 2012

AÑORANZA





Añoranza

Extraño los
lugares
en los que
no
hemos
estado,
a los que
no hemos
ido.
Extraño
todos los
sitios
favoritos
que
no hemos
conocido.
Extraño
todo lugar
en que
nos falta
por
estar.

Marilú 20072012

jueves, 19 de julio de 2012

BÉSAME SIEMPRE




Bésame siempre

Besa mis labios
como besa el mar
la orilla de su playa,
suavemente,
eternamente,
irremediablemente.

Bésame siempre
como besa el mar
las rocas de
su orilla
imprimiéndoles
su huella.

Besa mis labios
como besa el mar
poseyendo
su porción de tierra.

Bésame siempre. 


Marilú 190712


sábado, 30 de junio de 2012

¿QUÉ MÁS QUIERES?





Y después de 
amarte 
amarte mucho 
más 
¿Qué más después 
de amarte? 
sino amarte más 
y más
¿Qué más quieres? 
¿Quieres más?

EL POETA




El poeta, 
en su afán 
incansable, 

agotó a todas 
las musas. 

Desfallecientes 
todas 
descansan 

en las mullidas 
letras de la prosa.

jueves, 22 de marzo de 2012

Desastre natural 3a. y última parte

- 3 -
En la oficina

El trolebús avanza rápidamente por la avenida Félix Cuevas. El sol arranca destellos de los anuncios publicitarios hiriéndole la vista e ilumina los edificios de un multifamiliar. Es mediodía y el calor es agobiante. Margarita se apea del trolebús en la esquina de la avenida Patriotismo, y unos pasos adelante se sube a un microbús para no caminar las cuatro calles que la separan del edificio de oficinas donde presta sus servicios.

_¡ Ay, mejor no vengo! –Alcanza a oír el comentario de su compañera de escritorio._
_¡Marga que bueno que llegó! –Dice su jefe con alivio._¿Qué le pasó? _La inquiere con cara de preocupación._
_¿Se acuerda que le avisé que tenía cita con mi médico? _Dice Margarita a manera de justificación._
_No, no recuerdo. Pero ya llegó y eso es lo que cuenta. ¡Ah! tenemos que entregar el informe para el jefe del departamento hoy mismo.Tenga. _Le da varios expedientes._
_Es la documentación que falta de analizar para integrar el informe. Fotocopie lo más importante y lo demás me lo devuelve para regresarlo al archivo ¿entendido?_  Sin esperar respuesta agrega._ Póngase de acuerdo con Lucy para coordinar las cargas de trabajo y me lo presenta en cuanto lo tengan listo para darle una revisada, ¿Si? Marga, me urge; por favor, échele ganas porque no quiero que nos presionen allá arriba ¿O K.? _Señalando con el pulgar hacia los pisos superiores._
_Sí, licenciado. ¿Le puedo pasar mi comprobante de consulta médica para justificar mi entrada?
_Sí, Marga, no hay problema. Ahora voy con el director pero déjelo con mi secretaria para que lo firme cuando regrese. Y apúrele con el informe.
_Sí, licenciado.
Después de haber clasificado y fotocopiado los documentos, y una hora después de estar ante su computadora, se acerca Lucy.
-¿Qué onda? ¿Cómo te fue con el ogro? ¡Ay no! _Exclama frunciendo el ceño al observar muchos más papeles inundando el escritorio._
_ ¡Ya nos dejaron chamba para todo el día! ¡Pero ni creas que me voy a ir más tarde, ¡Eso sí que no! Hoy es viernes y quedamos de ir a la botana! O qué ¿ya se te olvidó?
_No Lucy ¿Cómo crees? al fin y al cabo ya me tomaron la muestra de sangre y te juro que la famosa dieta ya me tiene hasta la madre, así que ponte las pilas para terminar esto porque al rato nos vamos en punto de la hora. _Viendo su reloj_ ¡Qué barbaridad! ¿Ya viste qué hora es? ni con un milagro lograremos terminar a tiempo.
_Lo siento por ti. _Dice Lucy con tono de sarcasmo. _Por que yo no pienso quedarme ni un minuto extra. ¡Te lo advierto! Mira, soy capaz de adelantarme con las muchachas y cuando termines nos alcanzas ¿Cómo ves?
Margarita entornando los ojos y con un tono de complicidad, le acerca su bolso animándola a marcharse.
_Pensándolo bien mi Lucy, ya son casi las tres y no creo que sea mala idea que se adelanten, así me van pidiendo una cubita y me apartan botana antes de que se termine. ¿Te parece?
_De verdad. . . Marga. . . ¿No te importa que me adelante con las demás? ¡Es que me muero de hambre!
_¡No hombre! De verdad, mira, con las fotocopias que me diste ya tengo muy adelantado el informe, además me siento menos culpable que si te quedas conmigo pasando hambre. Anda vayan que yo las alcanzo luego.
_¡Que conste en actas! _Esbozando una gran sonrisa al tiempo que guardaba apresuradamente sus pertenencias en el cajón del escritorio._
_ No llegues muy tarde ¿eh? ya sabes que tengo que llegar temprano a mi casa si no, se me arma la bronca.
_ Sí claro, no te preocupes, yo tampoco quiero llegar muy noche, ya sabes como es mi marido, pero si veo que no termino a buena hora te llamo para que no me esperen ¿O K?
_Allá tú. _Dice Lucy frunciendo la nariz,dando media vuelta y dirigiéndose a los elevadores, caminando de prisa y sin dejar de hablar._Siempre nos haces lo mismo. Ya deberíamos estar acostumbradas. Como si te pagaran horas extras. Y luego te quejas de que no te tomas un respiro._
Las últimas palabras sonaron a lo lejos ininteligibles y Margarita, ya concentrada en su trabajo, tampoco las escuchó.

Un par de horas más tarde, el gruñido de su estómago la vuelve a la realidad.
_¡Oh Dios! _Viendo su reloj piensa en voz alta._ Ya no les hablé a estas mujeres, ¡el lunes no me la voy a acabar! y todavía me falta sacar las conclusiones de las metas alcanzadas. Bueno, viéndolo positivamente, no rompí la dieta, así que voy a llamar a mi casa para que me esperen a cenar. Al momento de decir esto, se levanta de su lugar y camina hacia el teléfono más cercano para marcar a su casa, observando también que es una de las pocas personas que quedan en la oficina.
Para estas horas su hija mayor ya llegó a casa después de la universidad.
_¿Bueno? ¿Gaby? Si estoy en el trabajo todavía. No, no he terminado, ¿Tu hermana ya hizo la tarea? Ajá. . . ¿Y tu papá ya llegó? No, no me lo pases, sólo dile que voy a llegar más tarde. Y dile a tu hermano que no olvide tomar su medicamento para la alergia. ¡Ah! se me olvidaba, ¿Quedó algo para la cena? ¡Mmm que rico! Me lo guardas. Gracias chiquita. Nos vemos como a las nueve. Si lo siento pero, el tránsito está inmundo los viernes y no creo llegar antes de esa hora. Bye.

Pasados unos minutos, ya de regreso en su lugar, y fijando nuevamente la mirada en el monitor de su computadora, un leve mareo la saca de concentración.
_¡Qué cansada estoy! Dice para sí
_Y tengo tanta hambre que siento que se me mueve el piso. Lo bueno es que ya estoy acabando. ¡Ay que mareo! _Poniéndose de pie se sostiene de la mampara para no desvanecerse._
_¡Margarita! _Grita su jefe saliendo apresuradamente de su privado. _¡Está temblando¡ !Rápido, deje inmediatamente lo que está haciendo y vamos a la zona de seguridad! No usemos las escaleras, hasta que cese el movimiento ¡Vamos!_
Aturdida por su malestar, sin comprender totalmente lo que estaba sucediendo, se sostiene del respaldo de la silla para no caer y trata de tomar su bolso. Un Crujido la distrae y voltea para ver como los garrafones de las tomas de agua se tambalean amenazadoramente a la vez que se desprenden algunos plafones del techo y comienzan a caer al lado suyo, mientras busca con la mirada donde guarecerse, los segundos parecen eternizarse.
Entre la confusión y los gritos, ve a su jefe entre algunos de sus compañeros atropellándose unos a otros tratando de ganar las escaleras que, como si fueran de arena, se desintegran bajo sus pies. Petrificada, no atina a moverse cuando una lámpara, al desprenderse del techo, la golpea con fuerza. Instintivamente se protege la cabeza con las manos, e intenta en medio del vaivén de los objetos, acurrucarse bajo su escritorio.
Pasan por su mente mil imágenes por segundo, rápida y consecutivamente como flashes de fotografía: Su familia, sus padres, su casa y amigos. En seguida, tras un impresionante estruendo, la oscuridad invade todo el lugar y una densa nube de polvo le dificulta la respiración. No puede gritar, su garganta está obstruida por el polvo y por el pánico. Sus párpados arañan sus ojos cubiertos de escombros y ya no intenta abrirlos. Ya no piensa nada más. Ya no siente nada más. Al instante, una opresión se manifiesta en todo su cuerpo y antes de que comprenda lo que sucede, la inconciencia, bendita, piadosa, en segundos se transforma finalmente en un silencio total.

sábado, 17 de marzo de 2012

Desastre Natural Parte 2

         -  2  -

En la calle

_Buenos días señor, ¿me lleva por esta calle a la derecha, a la base de las combis que van para la estación del metro la raza por favor? a ver si ya hay servicio, porque con eso de que traen pleito entre rutas, uno es el perjudicado. _El chofer la mira por el retrovisor. 
_De volada jefa y no se apure, acabo de pasar por ahí y todavía no hay servicio ¿Quiere que la lleve al bulevar? Ahí es más fácil que pesque cualquier transporte, aunque no la lleve hasta la raza pero, con que la deje cerca del metro ya la hizo.
_Pues sí, que remedio, gracias.

El taxi acelera y pasa frente a la escuela secundaria donde cursa el segundo grado la hija de Margarita que, sorprendida, observa que aún entran alumnos por la puerta que ya casi se cierra. Enojada, comprende que debió esperar hasta el último momento antes que dejar que su hija perdiera un día de clases y ese sentimiento de culpa la acompañará por el resto del día.
Sumida en sus propios pensamientos no se da cuenta de las insistentes miradas que le dirige el chofer por el espejo retrovisor.
_¿A trabajar jefecita? 
Le inquiere a manera de provocar una conversación. Margarita descubre los risueños ojos de su interlocutor y le responde con voz autómata e impersonal.
_¿Eh? Ah, sí, me deja pasando la calle. Gracias. 
Una vez en la acera, reflexiona para sí misma: _¡Qué tal con estos tipos! ya se creen protagonistas de las canciones de Arjona, ¡pobres tarugos!
Y es que Margarita era una mujer en plenitud, la madurez alcanzada lograba reflejar en su rostro la aceptación que sentía por su persona. De tez blanca y luminosa, su figura pequeña en realidad, parecía no necesitar más encanto del que poseía; su natural gracia no menguó después de la maternidad, a pesar de que sus hijos mayores ya cursaban la universidad, el conjunto resultante irradiaba un halo de frescura y jovialidad.
 
Después de unos minutos, aborda un microbús buscando con la mirada si tiene asientos disponibles al mismo tiempo que saca de su bolso unas monedas para pagar al conductor el importe de su pasaje.
-Al metro de Indios Verdes, por favor.
 Sin esperar respuesta se acomoda rápidamente en un lugar junto al pasillo, acomoda su bolso y demás pertenencias sobre sus rodillas y atisba con el rabillo del ojo los titulares del periódico de su compañero de asiento:
“DECLARA FOX GUERRA SIN CUARTEL CONTRA LA CORRUPCIÓN” “RUDOLPH GIULIANI ASESORA AL GOBIERNO DEL D. F. EN MATERIA DE DELINCUENCIA” “GANA EL DÓLAR .03 CENTAVOS AL PESO MEXICANO”
Sin dar muestras de querer enterarse de más detalles, busca entre su bolso algunos cosméticos y prepara el consabido ritual de belleza, que se convierte en todo un alarde de equilibrio y precisión, entre tumbo y tope hasta llegar a la autopista federal por la que circula habitualmente el transporte de pasajeros por alrededor de 20 minutos y antes de llegar al final del camino de cuota, se convierte literalmente en un embudo que mantiene la circulación a cuentagotas hasta la estación del metro.

Cientos de personas llegan de la misma forma a la ciudad de México y Margarita se confunde entre los que al igual que ella, transitan diariamente por los diferentes accesos a la gran capital.
Conforme se acerca a los andenes del tren que la llevará a su destino, repara en las columnas de fierro, recién colocadas para reforzamiento del techo del subterráneo, y en algunas otras modificaciones que ha sufrido la estructura de la estación a lo largo de los más de veinte años desde su construcción, y que provocadas por el ininterrumpido ritmo de los miles de usuarios, le añaden un singular aspecto urbano.

El reloj electrónico del andén marca las 8:30 Margarita mira el suyo y compara la hora. Gracias a la separación de vagones por género y edad que opera en el metro durante las horas llamadas “pico”, sufre menos apretujones en los que se destinan exclusivamente para mujeres y niños y agradece no tener que viajar “salvaguardando su integridad”. 

Como viajera habitual, trata de aprovechar el trayecto con la lectura, pero sin dejar de observar, de tanto en tanto, la compleja diversidad de usuarios que suben y bajan en cada estación: Universitarios cargados de sueños y mochilas, ancianos que se abren paso trabajosamente entre burócratas con el tedio reflejado en el rostro, bebés colgando de los brazos de sus apuradas madres, jóvenes mujeres con gafete de identificación de alguna empresa, mujeres en plena sesión de maquillaje, y el niño vendedor, que clandestinamente saca de una bolsa de plástico (porque todo el mundo en el metro de la ciudad de México carga una bolsa de plástico) pastillas para el aliento y goma de mascar sin azúcar. Todo esto matizado con la inesperada irrupción de un trovador solitario que, con guitarra en mano (en el mejor de los casos), amenaza con taladrar los oídos de los pasajeros con más de una interpretación antes de ofrecer disculpas y pedir unas monedas para sobrevivir, al mismo tiempo que sofoca con su canto el sonido del altavoz que reconviene  amablemente: “Por favor, permita el libre cierre de puertas. . . gracias”.
Margarita cierra su libro y se acerca a la puerta, preparándose  para bajar en la estación Balderas. Reconoce que el camino se hizo corto pero le queda el tiempo justo para llegar a la clínica de especialidades del ISSSTE, ubicada en la Colonia Doctores y se dirige hacia la salida.

Ya en la calle de Niños Héroes, una vez más consulta su reloj y decide realizar caminando por el lado sombreado de la calle el trayecto final. Mientras avanza, la ciudad completamente despierta, deja sentir su vitalidad mediante la diversidad de olores que emanan de los puestos de fritangas dispuestos a lado y lado de la acera, mezclados con la perfumada estela de aguas de colonia (piratas a juzgar por la intensidad aromática) de los comensales que, de camino a los juzgados de la Procuraduría General de Justicia o a sus diferentes actividades, se detienen a tomar un rápido, barato y grasiento almuerzo, en medio del bullicio de los automóviles y de los pregones de los vendedores ambulantes.

Margarita suspira involuntariamente, como queriendo atrapar en sus pulmones todos los aromas de los sabores de los que pudiera ser capaz de disfrutar. -Es una pena que tenga que ir en ayuno total al laboratorio de análisis clínicos  -piensa y se resigna - de cualquier forma, tampoco puedo comer nada. . . (Corrige) bueno, nada que me guste.
Ojalá que haya servido de algo el sacrificio y que para esta prueba haya logrado bajar el nivel de glucosa y triglicéridos ¡Como si fuera tan fácil sustituir estas maravillas por lechuga y pollo hervido! ¡No señor, no se puede cambiar en un mes toda una vida de sabor, claro que no!_

La entrada a la unidad médica y subir las gastadas escaleras de mármol la rescatan del suplicio de los olores de la calle pero, la envuelven en otro menos agradable pero inconfundible, el olor a hospital, a desinfectantes y medicamentos. Después de subir al segundo piso se dirige a la recepción.
_Buenos días, señorita. _Sonríe_ Tengo cita en el laboratorio para una muestra de sangre.
_Buenos días. _Le responde secamente la recepcionista_ La orden para laboratorio y su libreta de citas, por favor.
_Aquí tiene. _Saca los documentos de su bolso_ ¿Es todo?

_Tome asiento y espere a que la llamen. _Le dice la recepcionista sin levantar los ojos del cuaderno de control donde escribe algo ininteligible.
_Gracias. _Observa que la sala de espera está saturada de pacientes y permanece de pie, leyendo las recomendaciones médicas y los carteles pegados a las paredes. Recuerda entonces el libro dentro de su bolso y su mirada se ilumina, esbozando una ligera sonrisa se dirige a la ventana más cercana para obtener una mejor iluminación y se dispone a reanudar la lectura mientras le llega el turno de pasar al laboratorio.

sábado, 10 de marzo de 2012

Cuento 1a. Parte de 3

DESASTRE NATURAL

-  1  -

En casa

5:00 a.m. el radio despertador comienza a funcionar sintonizado con las noticias de la mañana, oscura todavía, en la que la voz del locutor se percibe apenas como un murmullo lejano entre sueños, sin lograr llevar del todo a la conciencia a Margarita, a quien su esposo, con un gruñido apenas inteligible pretende despertar. Ella fingiendo no haber escuchado, intenta ganar unos minutos más de sueño. Súbitamente, recuerda  todo lo que tiene que hacer antes de salir de casa y como accionada por un resorte se sienta en la orilla de la cama, unos segundos después y casi a ciegas se dirige a la recámara de sus hijas para abrir la puerta y aclarando la garganta exclama:
_Gaby, buenos días hija ya estás lista casi para salir, hubieras despertado a tu hermana, ya se nos hizo tarde.
_A Carlos y a mi también mami, tenemos el tiempo justo. Ya nos vamos a la universidad, nos vemos en la tarde y ya deja de consentir a esa niña, ya esta grandecita. Adiós mami, beso.
_Hasta la tarde mis amores, cuídense. _Y dirigiendo sus pasos hacia una de las camas exclama con voz firme pero cariñosa._ Leti. . . chiquita, ya despierta. . .  ya es hora, me voy a dar un baño y cuando salga ya debes estar vestida._
Al ver que el cuerpo de la jovencita ni siquiera se mueve eleva la voz
_¡Pero ya despierta niña, que se nos hace tarde! _La chiquilla refunfuña y le contesta con desgano._Ya te oí ma, ahi voy._
_Pues no parece, ya ves que luego no te da tiempo ni de desayunar ¡Anda muévete que ya van a dar la seis!

Pronuncia las últimas palabras al mismo tiempo que entra en el cuarto de baño. El contacto del agua tibia y la presión de la regadera terminan por hacerla reaccionar y ya despierta se percata de lo tarde que es en realidad. ¡Dios mío, pero si apenas me dormí un ratito después de que sonó el despertador. Otra vez no me va a dar tiempo de prepararme nada para desayunar en la oficina, y todavía tengo que ir a los análisis!
Sale escurriendo del cuarto de baño, tiritando por el frío y Antonio, su esposo ya está esperando con la toalla lista para entrar y le dice con tono de resignación:
-Siempre te pasa lo mismo, te quedas dormida y luego andas corre y corre con un genio que ni tú lo aguantas._ Margarita lo mira con una mezcla de enfado y preocupación
._Mira, no me digas nada que a ti también se te hizo tarde y nada más me mortificas. Tal parece que no hemos aprendido nada en tantos años porque siempre nos pasa lo mismo cada día. ¡Pero ya báñate, que el tiempo vuela! ¿Nos vas a dar aventón a la escuela o llevo a Leti en taxi?
-Las llevo. _Alcanza a escuchar que le responde entre el ruido del agua que corre. Mientras termina su arreglo, apaga el radio y ya lista enciende el televisor de la cocina para seguir las noticias del día.
_ Vaya,  Comenta para sí_ Es un hecho que Castañeda deja la Secretaría de Relaciones Exteriores; a ver como le va a Derbez con el “paquetito”. _Inmediatamente después exclama en voz alta con los ojos fijos en el monitor: _¡No es posible tanto descaro!,  mira que hacerse pasar por discapacitados para causar lástima. Y esas madres que alquilan a sus hijos a limosneros ¿A dónde iremos a parar? Y eso que supuestamente las autoridades ya están en el “cambio”. En fin, siempre es lo mismo. Leti ¿Ya estás lista? ¡Baja a desayunar algo, faltan diez minutos para las siete!  Y no se te olvide lavarte los dientes. Toño, por favor  vámonos que  es tardísimo. _ Antonio, concentrado en anudarse la corbata no le contesta pero la expresión de su cara lo dice todo.
_Mami, no voy a llegar a tiempo, me van a cerrar la puerta._ Le dice Leti con tono de angustia.
Margarita no contesta y salen de la casa apuradamente, caminan hacia el estacionamiento del fraccionamiento ubicado en algún municipio al noroeste del Distrito Federal en el Estado de México.

Oh Dios! ¿Pues qué le pasa a esta porquería? _Murmura Antonio entre dientes mientras trata inútilmente de encender el motor de su vehículo, al mismo tiempo Margarita y su hija se miran preocupadas.
_Leti bájate, nos vamos en un taxi, si tu papá logra hacer andar el coche que nos alcance.
Leti obedece a su madre y presurosas atraviesan la zona del estacionamiento hasta la avenida principal y esperan que pase un libre, entre tanto, los minutos transcurren. Al fin un minitaxi se detiene y Margarita mira su reloj.
_Ya ni te subas, son las siete en punto y te van a regresar del colegio. Nos vemos a la tarde._
Acomodándose en el asiento trasero se despide de su hija, que se queda con carita de desolación en la entrada del fraccionamiento.

jueves, 8 de marzo de 2012

Mujer extraordinaria

"siempre ten presente que la piel se arruga,el pelo se vuelve blanco,
los dias se convierten en años, pero lo importante no cambia,
tu fuerza y tu convicción no tienen edad,
tu espíritu es el plumero de cualquier tela de araña.

Detrás de cada línea de llegada hay una de partida,
detrás de cada logro hay otro desafío.

Mientras estes vivo, si extrañas lo que hacías, vuelve a hacerlo,
no vivas de fotos amarillas.
Aunque todos esperen que abandones,
tú nunca dejes que se oxide el hierro que hay en tí.

Haz que en vez de lástima te tengan respeto.
Y por último, cuando por los años no puedas correr:trota;
cuando no puedas trotar, camina;
cuando no puedas caminar usa el bastón.......
¡ pero nunca te detengas!......

Madre Teresa de Calcuta

miércoles, 29 de febrero de 2012

Cuento La receta

LA RECETA MÁGICA DE MI ABUELA
             

                          Abuela: ¿Hay recetas mágicas?

Luisa es una pequeña de siete años, tiene grandes ojos cafés, expresivos y vivaces, con enormes pestañas oscuras; posee un largo y hermoso cabello castaño con ondas suaves, que sujeta con lindas diademas, algunas adornadas con plumas, otras con piedras de colores brillantes, que parecen joyas incrustadas en su pequeña cabeza, y otras más pintadas con alegres diseños. A Luisa le gustan mucho los adornos para el cabello.
Una mañana de invierno, un repentino derrame cerebral se llevó a su mamita al cielo y desde entonces vive con su padre, quien es muy amoroso con ella, y eso la hace feliz. Cada dos fines de semana, va a visitar a su abuela materna, quien vive en una casa pequeña pero, con un enorme jardín en donde Luisa adora correr y armar casas de campaña con lo que encuentra a la mano.
_ ¡Hola abuela!
_ ¡Que sorpresa!
Pasa y déjame darte un abrazo de oso.
_Basta abuela, ¡Me ahogo!
_Lo siento, me emociona mucho que vengas de visita. ¿Y esa carita tan triste? ¿Qué le sucede a mi pequeña?
_ Es que fuimos a dejarle flores a mami.
Abuela, quiero a mi mami, ¡La extraño mucho!
_ Lo sé cariño, yo también extraño a mi amada hija, ojalá no se hubiera ido.
Ven conmigo, estoy preparando algo delicioso para la comida ¿Quieres ser mi asistente de cocina?
_ ¿De verdad? ¿Puedo ayudarte a mezclar ingredientes?
_ Así es, pero sólo yo puedo acercarme a la estufa, tú trabajarás en esta mesa que esta en el área más segura de esta cocina, justo aquí tu mami me ayudaba cuando tenía mas o memos tu misma edad.
_Abuela ¿Tu conoces muchas recetas?
_Sí, creo que conozco muchas.
_Abuela ¿Hay una receta mágica para vivir?
_ Mmm… veamos  ¿Quieres decir: Para vivir bien o para vivir por siempre?
_ ¡Para vivir por siempre abuela!  ¡Para no morir! ¡Para que siempre estemos aquí!
_ Ah… ya entiendo. Sí, sí la hay pero, acércate voy a decirte algo al oído.
Es una receta secreta.
_ ¿Y me la puedes decir?
_ ¡Claro que te la puedo decir!, pero sólo funciona si la sigues  al pie de la letra.
_ ¿Y eso qué significa? 
_ Significa que tienes que hacer exactamente lo que dice, palabra por palabra, si faltara algún ingrediente o si se agregara fuera de orden, podríamos obtener algo que no deseamos.
_ Entonces ¿Yo no podría prepararla? ¿Es muy difícil? 
_No cariño, nada es difícil si seguimos las instrucciones. Es como ir al colegio, todas las instrucciones las escribes en tus libretas y cuando no recuerdas alguna cosa, o te preparas para los exámenes, solo buscas lo que necesitas y ya está.
 _ ¿Y tú tienes escritas tus recetas? ¿Yo no veo que las saques de ninguna libreta? 
_Bueno, es que las he preparado tantas veces y por tantos años que algunas me las aprendí de memoria. ¿Ves aquéllos libros y cuadernos en la parte superior de esa repisa?
_Sí abuela ¿Son tus recetas? 
_ Así es, son como libros de magia que contienen fórmulas y están llenos de instrucciones.
Se llaman recetarios de cocina y contienen indicaciones para preparar toda clase de platillos, bien para ocasiones especiales que requieren mucho tiempo de preparación, a veces horas, o bien para un sencillo pero delicioso desayuno que se puede preparar en unos cuantos minutos.
También incluyen las recetas antiguas, ésas que me enseñó a preparar mi abuela.
Estos recetarios son como instructivos secretos y están llenos de magia.
_ ¡Guau! ¿De magia? ¿Como la que usan los magos y las hadas?
_ ¡Ni más ni menos!  Escucha con atención, si buscas la receta adecuada, puedes convertir una triste tarde nublada, lluviosa y fría, en una maravillosa y cálida velada.
 _ ¿Y yo puedo tener un recetario?
_ ¡Por supuesto! Además es muy divertido porque ahora puedes bajar las recetas que te gusten de internet, imprimirlas en papel de colores y pegarlas. Otras las puedes decorar con tus propios dibujos y otras más con recortes brillantes. Así tendrás un hermoso recetario.
 _ Espera abuela, voy por un cuaderno para escribir mis recetas  y cuando venga papá por mí, se lo voy a enseñar ¡Le voy a decir que ya tengo un recetario!
_ Muy bien querida ¡Empecemos!
El primer ingrediente es insustituible, y lo debe incluir todas las recetas que prepares, deberá agregarse en cantidades industriales,
_ ¿Y  qué quiere decir “industriales” abuela?
_ Que no necesitas medirlo, debes agregarlo de manera generosa, es decir, muy abundantemente.
_ ¿O sea, mucho, muchísimo?
_ ¡Exactamente! ¿Estás lista para escribir?
El primer ingrediente de la receta mágica para vivir es: AMAR.
 Y la manera de utilizarlo es esta:
Ama intensamente, ama todo lo que puedas, ama a todas las personas que puedas, ama todo el tiempo.
_ ¿Y con ese ingrediente mami va a volver?
_ Con ese ingrediente, mami no se irá nunca.
Permanecerá siempre dentro de ti.
Será la que fabrique, en cantidades industriales,  el ingrediente mágico de todas las recetas de tu vida.
_ Abuela ¡llegó papá!
¡Mira papi, estoy haciendo un recetario con la abuela! ¡Es de magia!
Adiós abuela.  Te amo.



Marilú 31 de julio de 2M11

lunes, 27 de febrero de 2012

Cuento Como todos los domingos

COMO TODOS LOS DOMINGOS
  
En algún lugar de la ciudad de México, al filo del medio día y como todos los domingos, Andrés en compañía de su familia asiste al servicio religioso de su vecindario, esposo devoto y fiel, muy apreciado por la comunidad y sabedor de que es considerado como ejemplo de rectitud y practicante de buen catolicismo, gusta de provocar la envidia de los parroquianos al ofrecer a la vista de todos un matrimonio modelo, bien avenido y ejemplo de buenas costumbres. Padre amoroso y responsable, da gracias a Dios por colmarlo de bendiciones, como la del amor de su familia o de la inmejorable salud de la que disfrutan, entre otras muchas.  Así, muestra orgulloso la belleza de sus hijas, tres hermosos capullos que heredan, a decir verdad, la galanura de su padre; la que no tiene los ojos verdes, tiene los cabellos ensortijados o la piel satinada como su progenitor. 
Hombre de mundo, culto, alegre y conservador al mismo tiempo, con una desahogada posición económica, es lo que se consideraría para muchas mujeres el  “marido ideal”.

Minutos antes de la homilía los saludos de los vecinos y amigos en el atrio forman parte del ritual, es el momento propicio para comentar la ultima tertulia o para programar la siguiente, el motivo importa menos que el placer de reunirse para comer y tomar algunos tragos, organizar una partida de póquer o terminar felizmente la tarde bailando con sus esposas.
Las risas de las mujeres, alegres como sus atuendos domingueros, iluminan sus aburridos rostros, mientras intentan afanosamente de acallar las protestas infantiles por no obtener antes del servicio, los suaves algodones de azúcar, que permanecerán afuera como rosadas recompensas de una gloria prometida; a lo lejos, los acordes de un organillero dan fondo musical al escenario, y a unos metros, un anciano empuja trabajosamente un carrito con helados de crema y sorbetes de frutas de la estación. Las campanas doblan anunciando la última llamada para la misa y la multitud se aglomera en la entrada para tratar de obtener el mejor lugar.
 
El recinto ofrecía una magnífica vista además de la muestra pictórica que, de no ser porque eran piezas relativamente modernas serían muy apreciadas por los traficantes de arte sacro, distribuida a lo largo de la bóveda del templo representaba las escenas de la pasión de Cristo. Dispuestos también a ambos lados del pasillo central los enormes jarrones de cerámica poblana lucían magníficos, repletos de blancas azucenas y olorosos nardos. Elaborados retablos rematados en hoja dorada completaban el marco de la imagen principal, entre rojos y aterciopelados cortinajes, al fondo y detrás del albo mármol del altar mayor.

En el ambiente flotaba un aire de santidad, un coro de niños, hijos en su mayoría de los asistentes,  entonaba armónica y suavemente las notas del Ave María, y la luz, filtrada a través de los vitrales, completaba el efecto hipnótico multicolor. El sonido de las palabras del sacerdote, al distorsionarse por el eco que la oquedad del templo producía, provocaba en la mayoría, pero sobre todo en Andrés, una especie de trance mental que lograba borrar, por así decirlo, las líneas de expresión de su rostro, transfiguración que era observada de tanto en tanto por la complaciente mirada de Esperanza, su esposa, que satisfecha y feliz por la devoción mostrada por su marido no concibe, no imagina siquiera la existencia de pensamientos que lo pudieran inquietar ya no pensar siquiera trastornar o atormentar  y se siente por mucho, la mujer más afortunada de la tierra.

En efecto, la paz mostrada por Andrés era solo el barniz que cubría todas las emociones que un corazón como el suyo era capaz de concebir, un corazón pasando apenas la mitad de los cuarenta años, un corazón fuerte y vigoroso, noble, palpitante y. . . romántico. Sí,  muy a su pesar Andrés era romántico.

”Dios mío, _ Ora para sí cerrando los ojos _  heme aquí, nuevamente arrepentido, dame fuerzas pues mi voluntad flaquea, Tú, que eres infinito amor, dime si alcanza perdón lo que por amor padezco.
¿Perdón? Pero, si no siento culpa alguna, antes lo contrario ¡Gloria a ti, Señor por que me siento vivo! Más vivo desde aquél momento en que la suerte quiso, o el destino, no lo sé,  que viera dos luceros en sus ojos; que sintiera la gloria de sus labios. . . sí,  de su boca, deliciosa tentación que me domina por entero. Dios,  ¡No sé si pedirte perdón o darte gracias!
Siento que ante todas las faltas que he cometido, no basta con mi arrepentimiento, no es suficiente mi oración y mi promesa sincera de no reincidir. Tú lo sabes, dentro de mi no existe maldad, aunque sí, confieso que he sido infiel, pero. . . ¿Qué significa la infidelidad cuando nada destruye y cuando nada trastoca?  ¿Qué importa la voluntad si la piel no conserva huellas? Este amor es más fuerte que yo, que el tiempo, que la distancia misma, es un sueño para mí, tan solo para mi, sin herir, sin dañar a nadie. Acaso a ti, Señor, ¿Puede ofenderte este amor?”

Sus pensamientos se interrumpen al escuchar el taconeo de una mujer que llegando tarde al servicio pasa junto a él para sentarse bancas adelante.
Su corazón da un vuelco, su respiración se detiene unos segundos al cabo de los cuales aspira una bocanada de aire y al abrir los ojos busca infructuosamente a la recién llegada, es inútil, no alcanzó a verla cuando ya se había sentado.
“¡Su perfume! . . .  ¿Será posible? . . .  ¡Es ella! ¿Acaso está aquí?  No, mi imaginación me está jugando una mala pasada, ¿O será la culpa? Definitivamente es una locura, pero ¡Sí!  ¡Es su perfume! ¡Oh Dios, no me tortures!”

Esperanza, con una sonrisa, le tiende la mano para darle el saludo de paz
Él la estrecha mecánicamente mientras busca con la mirada entre la concurrencia, que afablemente se da la mano, la fuente de la que emana su turbación.
_ Sí. . . la paz sea también contigo. . .

El servicio continúa. Más es inútil, no consigue apartarla de su pensamiento, la sola idea de verla allí lo sobresalta, se estremece involuntariamente ante la posibilidad, que aunque remota, existe.
Cierra los ojos nuevamente tratando de concentrarse en las palabras del sacerdote, sin embargo, el halo del perfume lo envuelve tan deliciosamente como si fueran los brazos de la amada, lo embriaga y confunde. Inconscientemente su mente lo transporta a otro lugar y otro tiempo no tan lejanos, todo desaparece en torno suyo y se observa a sí mismo, tan vívidamente como si fuera real, en la penumbra íntima de la habitación, recorriendo la delicada espalda con la trémula desnudez de sus dedos mientras aspira, enterrando la nariz en los sedosos cabellos lenta, muy lentamente el suave perfume que se desprende de ellos y que incita a su boca ansiosa apurar el recorrido hasta posarla ávida sobre la tersa piel de su cuello.

Sus dedos se vuelven más exigentes y se abren ante la suavidad de las curvas al final de la espalda. Acercándola contra sí, aprisiona la estrechez de las caderas, que urgentes reclaman la dureza de su virilidad. Casi logra sentir el acelerado latido de su corazón a través de sus senos pequeños y redondos, que se pegan turgentes al sudor de su pecho, en un estrecho pero suave abrazo, tan suaves y húmedos como la tibia lengua que lo invade en un beso profundo, prolongado, lento, tanto que lo aturde y demanda la culminación de la caricia. 

Todo resulta tan perfecto, que nada parece romper el hechizo. Finas perlas de sudor, van cubriendo su frente y su respiración se vuelve pausada y profunda, hasta que un estremecimiento lo sacude cuando percibe la involuntaria erección, que como prueba fehaciente, delata su ensoñación.
Como si se tratase de un ser independiente, ese apéndice de sí mismo, con vida y voluntad propias, resultaba ajeno a sus mandatos y su cerebro no ejercía poder alguno para someterlo.
En un intento por disimular su embarazosa situación, desdobla las hojas de las oraciones impresas y finge leerlas alargando los brazos hasta lo bajo de su cintura; en ese momento se escuchan las últimas palabras del sacerdote dando por terminada la ceremonia.

Camina hasta la salida del templo y apresura el paso, lo largo del pasillo parece infinito y siente con urgencia la necesidad de respirar el aire fresco. Mientras, su mujer y las niñas lo siguen con cierta dificultad.

Esperanza no puede evitar comentarle, cuando logra emparejarlo de camino a su automóvil
_¿No te pareció, Andrés, que el  párroco estuvo especialmente inspirado en el sermón de hoy? Me sentí francamente conmovida cuando se refirió al amor entre esposos.
_ Sí, mujer. Realmente fue un servicio muy hermoso.
Contestó sonriente mientras abría, con gentileza, la puerta del auto para que subieran. 

Marilú2004