Te vas y crees que me dejas pero
solo se alejan tus pasos, yo me
río mientras piso tu sombra y
te beso.
Ya cuando te marchas tu sombra se
alarga, vuelves la mirada y
la detienes en mi sonrisa y,
te gusta para guardarla en tu
memoria.
Algo te detiene, mas no miras
el suelo donde tu sombra se
adelgaza; silenciosa permanece
bajo mis pies mientras tu caminas.
Se refugia en mis ojos que ya
capturan tu silueta y ahí
se mantiene por días y semanas,
por un mes o dos.
Tu sombra tan larga, cansada por
la tirantez del tiempo, agotada,
te devuelve hasta mí rendida.
Reconoces mi sonrisa más no
comprendes el por qué tu siempre
regresas tan ligero, así siempre
regresas.
Bajo el sol de la tarde me tomas
de la mano y caminamos muy
alegres tú, yo y la sombra doble
que me acompaña siempre, siempre...
Marilú julio 2011
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