viernes, 24 de octubre de 2014

Eliseo Diego



A continuación un proyecto elaborado y pensado como un homenaje a las letras de Eliseo Diego.

Poesía inspirada en los cuentos de Eliseo Diego (La Habana, 1920-México, 1994). Poeta escritor y ensayista. Fue uno de los fundadores e integrantes del grupo Orígenes. Recibió en Moscú el Premio Máximo Gorki por sus versiones al español de los grandes escritores rusos, en Cuba el Premio Nacional de Literatura por el conjunto de su obra en 1986 y en México el Premio Internacional de Literatura Juan Rulfo en 1993. Fuente: Eliseo Diego Cuentos. Colección Calembé. Edita Fundación Municipal de Cultura del Excmo. Ayuntamiento de Cádiz.

                                                                                             Apenas se defiende la memoria
de las oscuras manos del olvido.
Francisco de Quevedo

Las oscuras manos del olvido se abrieron y salieron libres las palabras, fecundadas en el calor sofocante de la selva y la bruma dulce del cañaveral, respiraron la brisa y la sal de
una isla atolondrada y tomaron la fuerza del mar.
Fuera de las historias, las palabras iniciaron su propia vida y escalaron los muros blancos de la poesía, entre haciendas y mulatos y plantíos de tabaco. Entre las costumbres de una Europa añeja y la sabia joven de un contador de historias, emergieron irremediablemente como una tierra nueva.
Al leer cada cuento, encontré que las oscuras manos estaban llenas de poesía.
que brotaban imparables las palabras fuera de las páginas, paralelas a la historia, envueltas en su propia magia, revelaban el alma de poeta de su autor. 
Como un modestísimo homenaje a su genio creador, las retomo, parafraseo con ellas y las hago danzar el vals de la poesía.

SECRETAMENTE EN EL SECRETO DE TODO
(Historia del desterrado)

Burlar el ojo que escudriña.

Al esconder el sentimiento a los curiosos
los sentidos vuelven a ser el fondo de todo.

Del tiempo renacido.

¡Ah, las horas que pasamos allí!

Sumergidos, lavados, hundidos en el agua
serena de lo que solo es nuestro.

Cerrar las ventanas de los otros, sumiendo el cerebro
en cada atardecer bajo capas densas de oro derretido.

Mantenernos así, calladamente en lo profundo de todo.

A las vistas retorcidos, escondidos.
Hablando apenas, antiquísimos y frágiles,
pero colmados de frescura.

La conciencia se nos esparció por el cuerpo invadiéndolo,
convirtiéndolo en una helada brasa mineral que lo ilumina
y lo mantiene encendido todo el tiempo
hasta terminar en el hueco negro, en el bostezo destrabado de
la noche vacía.

Secretamente en el secreto de todo
somos grumos de tinieblas embriagados de sombra
que vetean una enorme telaraña metálica.

Empapados de noche hacia el final de una hora
y el nacimiento de la luna, nos eternizamos
nos transformamos en ese momento
en el que el día ya no lo es y la noche tampoco.

En esa hora de la que nunca se intenta el regreso.

LAS ROSAS DEL CANTERO
(Historia del desterrado)


El mediodía pesa candente sobre las pequeñas rosas y amenaza destrozarlas.
Se inflaman sordas bajo el zumo fatal de la luz de primavera
que se filtra tenaz a través de sus pequeños pétalos

El rosal que procura crecer en el cantero raído           
parece especialmente orgulloso de su afán.

Tremola en su gajo más alto
un botón raquítico, de un rosa desteñido,
que absorbió de golpe toda la luz del sol

como para que todo el mundo lo vea atarantado de calor.


EL ARLEQUÍN
(Historia del títere rebelde)

Derrumbado sobre las maderas
estaba de nuevo el arlequín
con su mirada fija. La luz que
descendía desde muy alto lo
bañaba en sus aguas dibujándole
los triángulos negros de las ropas.
Las piernecillas del muñeco 
pesaban extrañamente en los hilos
como si fuera con ellas por lo
profundo y negro de la tierra.
La luz del sol que lo inundaba
parecía ponerle el alma en
los ojos, y así permanecía
inflexible llevándolos hasta
el último punto,hasta no quedar
más que la obstinación en la mirada.

POLVO DE MUERTE 
(Historia del negro haragán)

El abrazo de la muerte que nos rodea.
Como un polvo que nos va cayendo encima de los cuerpos, 
que nos hace alejar de nuestras cosas día a día,
que nos hace dejar atrás nuestra carne y nuestros huesos día a día.
fantasma que nos asusta pero no nos detiene
que nos observa

He aquí el límite que he puesto
a la muerte, repugnante muerte,
pirueta miserable. Afuera la
dejo como a un lacayo apaleado,
afuera de mi puerta, sumisa.
¡Oh que bien se está aquí! entre mis
cosas, qué bien se está entre mis
invenciones, la cortina de mi ventana, mis sombras
y lámparas.En tanto afuera se
suceden los astros y corre el agua
en la acequia, siempre nueva, todo
inútilmente.


Marilu 111213




LOS OBJETOS
(Historia del  desterrado)

El natural silencio de las cosas
donde el olvido se espanta de la luz
como los lobos del fuego.
Donde el  silencio compartido da
a los objetos parte de la propia
alma.
Muebles anchos  afelpados,
somnolientos  y profundos objetos
 anegados  ahora del acorde supremo
de las cosas ya anochecidas y
frías.
Alfombras de rojo hondo, de rojo
 que ahoga los ruidos, el viejo sillón
cubierto de telarañas, de lo muerto
de los días.
Los profundos espejos,
 aire ligero azuleado al que
 no se le conoce medida,  
son trampa de colores vivos y estrictos
donde la penumbra descansa  en
los pliegues rotos sobre bronces
 arrumbados.

Marilú 251115