(Historia del desterrado)
El natural silencio de las cosas
donde el olvido se espanta de la luz
como los lobos del fuego.
Donde el silencio compartido da
a los objetos parte de la propia
alma.
Muebles anchos afelpados,
somnolientos y profundos objetos
anegados ahora del acorde supremo
de las cosas ya anochecidas y
frías.
Alfombras de rojo hondo, de rojo
que ahoga los ruidos, el viejo sillón
cubierto de telarañas, de lo muerto
de los días.
Los profundos espejos,
aire ligero azuleado al que
no se le conoce medida,
son trampa de colores vivos y estrictos
donde la penumbra descansa en
los pliegues rotos sobre bronces
arrumbados.
Marilú 251115
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