ELLA
(I Del vertedero)
(II De la silla)
Tumbada de espaldas. Ancha, hermosa,
suficiente.
Desnuda, con todo el peso de su
cuerpo pálido, esmaltado, que
refleja el añil maduro de la
madrugada.
Contemplo la sinuosa hora que
avanza y la ilumina y la
transforma hasta
dar la ilusión
de que la llena el alba. De que podría uno
hundir los brazos en ella.
Marilú11032016